sábado, 25 de febrero de 2012

No hubo manera


Hoy escarbé en mis cajones en busca de respuestas. Últimamente ya no me satisface tanto como antes. Quizás mis cajones se hayan convertido, sin darme cuenta, en un pozo ciego colmatado de detritus, o algo así como un banco sin recursos que prestar, repleto de papeles inservibles, banqueros ignominiosos y giros devueltos.
Creo, como diría mi psicólogo argentino -si lo tuviera-, que mis collages representan para mí una forma de comunicación subliminal e inconsciente hacia un sujeto desconocido. Surgen de la impronta de la inspiración, pero, en el fondo, representan intimidades de difícil interpretación.
Para ponérselo complicado a mi psicoanalista y enredarlo con mensajes indescifrables, realicé el año pasado este collage, que lleva por título:"No hubo manera" como se podría haber llamado, perfectamente también: "La chica de las tres sardinas saladas".
El hecho de que acabara llamándose: "No hubo manera" tiene, con toda probabilidad, connotaciones derivadas de la impotencia y la frustración que vivo, y que se vive, en el momento actual. La bella mujer representa, en cierta medida, al objetivo: sexo y comida -seguridad-. La mano que intenta alcanzarla -necesidad-. Los hombres esperando su turno -ansiedad-. Y por último: las palabras en checo, que ni Dios entiende, representan, sin duda, esas claves anticrisis -económicas o personales- que no acertamos a encontrar -incertidumbre-.
El collage, en cierto modo, es un jeroglífico contemporáneo. 
Últimamente, mientras deambulo de aquí para allá como pollo sin cabeza, me consuelo pensando  que soy la reencarnación de Tutankamón. 
Lo mio va a peor.

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