miércoles, 4 de julio de 2012

Días de hospital XXXIV



Lleva mi madre dos días apoteósicos. El lunes, cumpliendo su promesa, los médicos le retiraron la traqueostomía. Al mediodía estaba todavía un poco incrédula ante su nueva situación. Respiraba ayudada por una mascarilla de oxígeno y no pudo comer ni beber nada hasta la noche.
El martes, ayer, casi cuatro meses después de haber ingresado en el hospital, ha recuperado el habla. Al llegar al box, ella me miraba contrariada y le he preguntado:
-Mamá: ¿Has hablado ya, o todavía no? -le pregunté tan serio.
Ella, en principio, me ha dicho que no, moviendo la cabeza, pero yo he insistido:
-¿Por qué no hablas, si ya puedes hacerlo? - Prueba por favor,le insistí.
-¡Pepe!¡Pepe! ha pronunciado ella con voz de niña asustada.
-Has visto como ya puedes hablar. ¡Qué alegría tan grande, mami!
Luego se ha vuelto hacia Juan, su pareja, y le ha dicho:
-¡Juan, te quiero!
Los tres nos hemos emocionado mucho. Escuchábamos la voz de una niña titubeante y miedosa. Una niña de casi sesenta y nueve años con ganas de regresar a su casa después de haber vivido una tremenda pesadilla y jugar al chinchón.
Una de las primeras cosas que me ha contado me ha dejado helado. Me ha dicho que sabía que mi abuela Mercedes había muerto. Qué lo había leído en nuestros rostros. Cuando ella nos preguntaba por mi abuela y nosotros le decíamos que seguía igual, que unos días mejor y que otros peor, que unos días no quería comer, que otros no se quería levantar, mi madre intuía que algo había pasado. Yo se lo he terminado por confirmar y se ha puesto muy triste y lloricosa.
-Yo quería mucho a la abuela, Pepico. Mientras yo me mataba a trabajar ella os crió a tu hermana y a ti -me ha dicho entre lágrimas.
Luego, al más puro estilo torero, he cambiado el tercio y le he vuelto a pedir que diga algo, pero ella ha preferido que le dé de comer.
La comida hoy, según el papel, consistía en: sustancia de arroz, arroz con ternera y manzana asada. Lo gracioso del asunto ha sido que nunca, hasta hoy, había visto un puré de arroz con ternera con semejante, olor a pescado y lleno de escamas, a no ser que, por algún desequilibrio medioambiental, las vacas estén cambiando la piel por escamas. Quizás sean vacas mutantes que se crían al borde del mar pastando restos de Poseidonia oceánica. Las algas que llevan a nuestras playas les saldrían, a los ganaderos, más baratas que el pienso compuesto y las carnes serían ricas en sales y en yodo.
Curiosamente, el arroz y pescado, le ha gustado mucho a mi madre.
A parte de todas estas anécdotas hoy ha sido un día muy feliz para todos, un paso hacia delante en su recuperación, que, ojalá, continúe por buen camino.
Me ha dejado tomarle esta foto con la idea de que cuando la visite en planta el peluquero, podamos apreciar el antes y el después.
De cualquier manera, con peluquería o sin ella, a mí me sigue pareciendo la madre más guapa del mundo.
Amor de madre.

2 comentarios:

  1. Hermosa sonrisa la verdad destila deseos de vida por donde se le quiera ver, que alegria jose que tu madre este simplemente muy bien. en hora buena.

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  2. hola amigo saludos desde Lima Peru un abrazote y que tu mami se mejore, saludos cuidate.

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