lunes, 28 de enero de 2013

Rostros


En ocasiones me dejo llevar, como la hoja de un olmo centenario arrastrada por el viento, en busca de rostros. Alguien dijo -con buen criterio- que la cara es el espejo del alma. Yo diría más: la cara, el rostro, el rictus, el careto de una persona, reflejan de forma fidedigna el contenido de esa vida, de esa caja de carne y hueso animada por Dios, o por un no sé qué.
Hay religiones que dicen que el destino de cada persona esta escrito en alguna parte. Yo, humildemente, les quiero desvelar, hoy aquí, que a mí me da la sensación de que: el pasado, el presente y el futuro de cada persona lo llevamos escrito en nuestro propio rostro. 
Los espejos sentencian nuestro devenir diario. Nos avisan, asustados, de nuestras incongruencias, o nos motivan, alegres, por nuestros aciertos. Sólo con mirarnos en profundidad en él, un par de minutos al día, nos daríamos cuenta de si somos felices o infelices, si acertamos o nos equivocamos o si merece la pena que nos peinemos o para qué.
Lo peor no es que nosotros no percibamos nuestra auténtica realidad, no, no es eso, lo peor es que los demás lo ven perfectamente y, por mucho que lo intentemos, no podemos esconder nada. Nos delata nuestro rostro, nuestra mirada, nuestras muecas o nuestra tensión facial, y aunque pretendamos engañar, o se nos pone la nariz roja o nos suda el bigote o se nos hace un nudo en la garganta que nos hace tartajear. 
Hay rostros que dan miedo y otros que inspiran ternura. Hay caras que cuando las vemos por primera vez nos da la sensación de que las llevamos viendo toda la vida.
Quizás por todo esto -aunque tal vez no- salgo de vez en cuando en busca de rostros que me cuenten historias al estilo mudo, como cuando de niño me quedaba absorto viendo ese cine prehistórico en blanco y negro, casi a cámara lenta, en donde los personajes no decían nada pero lo entendíamos absolutamente todo.
Ayer el viento me arrastró hasta el Festival de las Cuadrillas de Barranda, una pedanía del municipio murciano de Caravaca de la Cruz, para asistir a una fiesta declarada de interés turístico nacional precisamente por la calidad de los rostros que allí se congregan cantando historias de antaño, historias en blanco y negro, como de otro tiempo, pero al fin y al cabo historias auténticas, verdaderas, sinceras, como tanto cuesta encontrar hoy. Menuda fiesta se montó en Barranda y menudos rostros.
Como suele decir mi amigo Lorenzo: ¿Me entienden o no? No se preocupen, yo sé que soy difícil de entender, lo veo en el espejo todos las mañanas cuando intento poner orden a los cuatro pelos que me quedan.

5 comentarios:

  1. como dice el refran "la cara es el espejo del alma", por supuesto ke el rostro tiene ke ver mucho con el estado animico de las personas, ahora bien, hay personas ke animicamente no se encuentran bien, pero saben poner otro tipo de rostro y eres incapaz de notarlo, vamos saben disimular, la mar de bien. Ahora hay un elemento al ke nunca puedes engañar, ese es el espejo, ese te pone en tu sitio, por eso cuando por las mañanas te miras y ves, lo ke ves,algun@s tendrian ke reflexionar sobre ese estado en el ke estan, y asi en medida de lo posible, CAMBIARLO por supuesto siempre, siempre a MEJOR. Un saludo desde CT.entarios

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  2. Tambien en los rostros de las personas se pueden apreciar otra serie de cualidades, se pede ver si esa persona tiene complicidad contigo, si te esta prestando atencion, si entiende en todo momento lo ke planteas, vamos un sin fin de cualidades. Vamos con la expresion de los rostros se pueden aprender muchisimas cosas.... Muy buen relato, me ha encantado.....

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  3. Si los ojos son el espejo del alma, el rostro es su marco.

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  4. Siempre podrías hacerte un ingerto de cabellos o incluso ponerte una peluca ,jejeje , pero aún así tu cara diría quien eres y como eres

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  5. Si es verdad que con fijarse en pequeños detalles compararlos y analizarlos, en ocasiones se puede llegar a entender asta los que le pasa por la cabeza al sujeto en cuestión, más fácil en las personas con alto índice de expresividad claro esta, pero si uno se esfuerza en aprender esos gestos es más fácil llegar a conectar con esa persona aún sin conocerla mucho. Ahí caras que lo dicen todo, un conferenciante dijo una vez...si tiene cara de gilipollas...es que es gilipollas jajaja tiene mucha razón el tío...saludos

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