sábado, 2 de febrero de 2013

Infidelidad


A Paco, la soledad le quemaba tanto como un horno gratinando macarrones. El sentirse abandonado, acompañado únicamente por aquel perro callejero lleno de pulgas que lo miraba fijamente moviendo su carita de lado a lado para que le bajase a mear, le hacía percibir un horizonte tan oscuro como la tinta de un calamar gigante. Las paredes de aquel cuarto alquilado, por ciento veinte euros al mes, se le venían encima como olas pétreas en su mar negro de la depresión. 
Huyendo de sí mismo, y para que aquel perro no inundara de más miseria aquella habitación, salió a la calle. La luz era aún tímida. El frío abusador. La gente autista. 
Su perro le acompañaba, fielmente, como se supone que acompañan los perros. Las hojas desprendidas de los árboles se arremolinaban desatinadas en unos movimientos impropios e incoherentes, como manejadas por ráfagas de viento caprichosas y provocadoras.
Dos barrenderos, a la par que daban ritmo a sus escobas de retama, hablaban del último partido de copa. El quiosquero charlaba con un policía municipal sobre el mal olor que desprendían unos contenedores de basura próximos. Tres amigas regañaban a otra por haberse retrasado para desayunar juntas. 
Él seguía rumbo hacia ninguna parte perseguido por su perro y su perro avanzaba, como si nada, trasportando a un ingente ejército de caparras y pulgas. 
En un semáforo, una mujer, bien perfumada y con una perrita spitz alemán  cruzaba en dirección contraria. Él la miró con devoción comprobando que, pese a haber perdido gran parte de su identidad, debajo de aquella vieja ropa aún  habitaba un hombre. Sus ojos se abrieron como platos y su ritmo cardíaco se aceleró al cruzarse ante tal monumento a la feminidad.
El perro sarnoso se abalanzó sobre los cuartos traseros de aquella perrita blanca, perfumada y esponjosa. A él le hubiese gustado hacer lo propio con los de la señora, pero, pese a su angustiosa situación, aún tuvo a bien mantener la compostura y no dejarse llevar por tan bajos e indecorosos instintos.
Paco reanudó su marcha. Unos pocos pasos más adelante se quedó absorto mirando el escaparate de una tienda de electrodomésticos. En una televisión se anunciaban listas interminables de políticos corruptos, con impresionantes sobresueldos e impecables cuentas en Suiza, los cuales, posteriormente, aparecían sonrientes negando la mayor.
De manera incontrolada y convulsa vomitó bilis sobre el tronco retorcido de un olivo centenario que decoraba la calle. Cuando se repuso, buscó al perro y no lo encontró. Miró de nuevo instintivamente hacia la televisión. Ahora los políticos amenazaban con denunciar a los denunciantes. Buscó de nuevo a su perro, pero ni este ni sus pulgas aparecían por ninguna parte.
Decidió regresar sobre sus pasos. El can no daba señales de vida. Un numeroso grupo de manifestantes se cruzó en su camino al grito de: ¡No hay pan para tanto chorizo!. Él los miró como quien ve llover. Ensimismado, llegó a su portal. Mientras abría la puerta pegó un último vistazo para ver si aquel perro esquirol hacía acto de presencia, pero no. 
Para que luego digan que el perro es el mejor amigo del hombre. Por lo visto, el hombre no tiene amigos.

4 comentarios:

  1. Pobre Paco, peleado consiguo mismo y hasta con el mundo, todo le daba igual, metido en dicha boragine, era igual 8 ke 80. Pero, cuidado cuando observa algo ke por naturaleza es limpio y bonito, hay esta el para despertar de su letargo aunque sea por un momento. Pero vamos lo del perro, no tiene nombre. Lo dice uno ke tiene. Muy mal se ha tenido ke portar Paco con su unica compañia, para ke este le abandone........

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  2. Pobre PACO ................... Me pregunto ,la situación en la que vive paco ,se la creo el mismo ?,o la sociedad en la que vivimos? ,espero que el perro solo fuera a por tabaco

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  3. La amistad es como la verdad, esquiva a mas no poder, va por ahí haciendo alarde de sus beneficios y ante un imprevisto simplemente se esfuma. Y que pena ir en contra de lo que se dice pero el perro si es el mejor amigo del hombre es precisamente el hombre quien pasa toda su vida tratando de ser buen amigo y nunca sabe como.

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  4. Permítame el escritor hacer de "abogado del diablo" un perro,( por perro que sea) jamás abandona a "su amo", no son tan "perros" como nosotros los humanos...
    P.A.

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