martes, 12 de febrero de 2013

No hay recetas mágicas


Ahora que cada día me acerco más a las personas me doy cuenta de que todo el mundo sigue buscando recetas mágicas. Parece que no escarmentamos o que tuviéramos memoria de pez. No sé donde leí que los pobrecitos tan sólo tienen tres segundos de memoria y que, trascurrido ese tiempo, no se acuerdan ni de su nombre. O sea que Nemo, no sabe que se llama Nemo, o una sardina no sabe que es una sardina, porque no pueden acordarse.
Hace unos años nos tragamos la receta mágica de la felicidad. Mordimos el anzuelo. Nos dijeron que compráramos viviendas, que nos íbamos a forrar y que, a los dos días, las venderíamos por el doble. Si no teníamos dinero no había problema, los bancos te lo daban. Si pedías cien mil te ofrecían ciento cincuenta mil y salíamos del banco pensando en lo felices que éramos y lo bueno y simpático que era el banquero.
Ahora hay más de un millón de viviendas en España sin vender. ¿Son muchas, verdad?
El problema radica en esa obsesión que arrastramos en encontrar la receta mágica de la felicidad. Queremos lo imposible. Soñamos con trabajar menos, ganar más, tener una casa de lujo, un cochazo, una casa en la playa y hacer viajes maravillosos por medio mundo. Nos dijeron que eso estaba al alcance de cualquiera. Mordimos el anzuelo, bien mordido, y aún no podemos librarnos de él porque el hospital está con los recortes y en los quirófanos hay lista de espera. Son muchos anzuelos. Demasiados.
Como decía, a pesar de eso, seguimos a la caza y captura de recetas mágicas sin darnos cuenta de que precisamente en el trabajo diario, en nuestra rutina, en nuestro esfuerzo y en nuestro sacrificio se hallan las auténticas soluciones.
Nunca fui de aprender cómo. No me obsesiona tanto cómo hacer las cosas como el hecho de entenderlas. Nunca fui de aprender de memoria, prefiero entender las lecciones, aunque estas, la mayor parte de las ocasiones, cuesten caro.
Siempre me ando cuestionando todo. Hoy reclamó mi atención ese hecho tan significativo. Me he dado cuenta de que seguimos buscando recetas mágicas, soluciones externas, subsidios, atajos, ampliaciones...
No somos conscientes de nuestra auténtica potencialidad. No damos suficiente valor a nuestro trabajo, a nuestros negocios, a nuestras familias, anhelamos un mundo de ficción que sólo vive al otro lado de una pantalla, ya sea de televisión o de ordenador. Huimos de nuestra realidad cuando esta es la única que vale.
No sé qué ganaré -a parte de críticas- cuestionándome tantas cosas. Ni por qué lo hago. Como dijo algún sabio, del cual ahora no recuerdo su nombre: Cuando habíamos alcanzado a saber todas las respuestas, nos cambiaron las preguntas.
A veces pienso que muchos de nuestros problemas parten de que sufrimos una colosal falta de autoestima. Y la verdad, valemos mucho más de lo que nos creemos. Quizás muchos de los lectores se acordaran de que nuestros padres y nuestros abuelos salieron adelante, en situaciones peores, sin recetas mágicas, a base de lucha, constancia y sacrificio. Quizás ellos tuvieron la suerte de ver menos televisión.

3 comentarios:

  1. Como bien dices Pepe, en ese mundo virtual ke nos hicieron ver, vivir, compartir, etc, aun kedan personas ke creen estar en el, aun no se han dado cuenta de ke todo fue un engañabobos, una vision, un sueño, lo triste es ke cuando se den cuenta, va ha ser un poco tarde y habran desperdiciado mucho tiempo de sus vidas, lo ke es imperdonable.

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  2. por ke las personas siguen buscando recetas magicas, cuando en verdad no las hay. Durante toda esta semana me he encontrado personas asi, no son capaces de ver la realidad, su realidad, por mas ke haces por ke despierten, no despiertan, y digo yo, Tan dificil es ke cada uno vea su realidad? Tanto cuesta pararse, pensar, y actuar en consecuencia, tan dificil es? O siguen esperando esas recetas magicas de las ke hablas y ke ya no existen. No entiendo nada a esas personas. Ke alguien, si puede me lo explique... Saludos

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  3. Los peces tienen perdón ,ya que no tienen memoria,pero las personas................, ?
    Muchas de las personas que están en situaciones críticas mordieron el anzuelo porque quisieron , querían vivir por encima de sus posibilidades ,jugaban a ser lo que no eran ,querían aparentar lo que tampoco eran ,y ahora parece ser que tienen memoria de pez,olvidando precisamente lo que les costó a nuestros padres salir adelante

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