domingo, 11 de enero de 2015

Estimado Sr.Zuckerberg


Ojiplático me he quedado ante su comunicado a través del cuál su majestad nos informa, al resto de los mortales, que durante el presente año leerá, con deleite y profundidad reflexiva, dos libros al mes. Jajaja. Me río yo de los peces de colores. 
Eso es una cagada señor Zuckerberg, no es por comparar, que eso está muy feo, pero yo me leo una media de cuatro libros al mes, y encima, en formato de papel y sin piratear. ¿Acepta usted el reto de leerse cuatro? Dos libros es una miseria para un personaje como usted, téngalo claro.
Además, le recomiendo que, para hacerlo más ameno, se lea cada vez un libro de un escritor de un país distinto y de una religión diferente, esto le aportará un mayor conocimiento de la diversidad cultural que habita en su red social más allá de los selfis, los videos chorra, y las frases de motivación de Paolo Coelho, que no sé si usted lo conoce pero es un tipo brasileño que siempre se está riendo.
De cualquier manera no tome esto, Sr. Zuckerberg, como una crítica, sino todo lo contrario. Hace usted pero que muy bien. Leer nos hace libres, con independencia de la solvencia de nuestras cuentas bancarias o de la calidad de lo que leemos. Creo que, después de todo, se ha dado cuenta de que todo no está en Facebook, como cree la gente joven, y estoy seguro que habrá llegado, por sus propios medios, a la conclusión de que, en realidad, todo está en los libros.
Le contaré que, mi amigo Artur, que es un joven polaco que se mueve más que los precios, disfruta siendo un ratón de biblioteca. De hecho, acude varias veces por semana a la biblioteca pública, a consumir cultura pública, en un espacio público, y rodeado de público. La cultura también es algo social como Facebook, Sr Zuckerberg. Tal vez usted se inspiró en la Biblioteca de Varsovia para crear Facebook, pero la cosa le salió rana y ahora siente remordimientos que intenta mitigar a base de leerse dos libritos al mes. Haga la prueba, pero no sé si, como penitencia, eso será suficiente.
Seguro que a tí -a estas alturas de mi carta voy a pasar a tutearte-,en estas navidades, te habrán regalado cosas muy valiosas, pero nada parecido al regalo que mi amigo Artur me ha traído de una pequeña población situada al noroeste de Varsovia llamada Zabki, que traducida al castellano significa "dientecillos". El dibujo es de una joven artista polaca llamada Aleksandra Baraniuk (Ola para los amigos), que vende sus dibujos para poder comprar pinturas y, de ese modo, conseguir que su creatividad no se estanque, y se difumine, y se frustre por falta de óleos o de acuarelas. Te cuento esto ya que ella, sin ser consciente de nada, te ha representado leyendo con una elegancia serena. Todo encaja a la perfección, Mark, ahora que te has convertido, como mi amigo Artur, en un ratón de biblioteca, necesitabas que una joven promesa de "dientecillos" te hiciera una hermosa ilustración a modo de homenaje, o de apoyo a tu campaña mediática. 
Y dicho y hecho. ¿A qué mola, Mark? ¡Es qué tienes una cara de bueno que no puedes con ella...!
Pues nada, amigo del alma, que más puedo decirte, a darle duro a los libros y a las finanzas, y que te vaya bonito.
Quedo a tus ordenes.


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