jueves, 11 de junio de 2015

Europa esquizofrénica


Leo un libro mientras vuelo hacia Atenas. Cuando viajo de trabajo a Grecia siempre entro en una espiral incontrolable de nostalgia. Mis viajes a Grecia siempre han estado precedidos de tensiones y de crisis, de huelgas, de manifestaciones, y de enfrentamientos. Cuando viajo a Grecia, viajo al epicentro de la crisis europea. Vuelo hacia el espejo de mi propia realidad. Y todo eso me produce tensión, reflexión, y, por qué no decirlo, también melancolía. Entro, de manera inconsciente, en un estado de alerta inminente, como cuando te acercas a un precipicio, asomas el cuello, y te dices para tus adentros: ¡cuidado, copón!.
No les he dicho que el libro que leo es el último de David Monteagudo, que lleva por título "Invasión", y está editado por Candaya. Creo que esta editorial debía de ser una de las pocas, que editan en castellano, de las que aún no había comprado un ejemplar.
Curiosamente, García, el personaje del libro que les cuento, en su cotidianidad, sin comerlo ni beberlo, sufre, de repente, un brote de esquizofrenia y comienza a  ver gigantes a su alrededor. Grecia, por desgracia, también ve gigantes acechándole por todas partes. Cobradores del Frac, vestidos de negro, con maletines repletos de facturas pendientes de cobro, que miden tres metros y medio y tienen cara de pocos amigos.
El pasajero que se tambalea somnoliento, y  roncando, a mi lado, no es uno de ellos -de los de negro, me refiero-. Parece un señor ajeno a esta crisis, y a los gigantes, y a los esquizofrénicos, y al desodorante Axe. Este avión de Vueling carece de sillones reclinables. La decisión de prescindir de asientos reclinables, y de ese modo martirizar a los pasajeros, viene dada por una directriz de ahorro de costes proveniente de los hombres de negro. La comodidad ha dejado de ser un derecho para convertirse en un lujo impositivo. Algunos hospitales han comenzado a cobrar a los familiares por el uso de butacas reclinables en las habitaciones. Los hombres de negro, en su condición de semidioses de Berlín que han eclipsado por completo a los mitológicos del Olimpo Griego, expiden recetas económicas que desvertebran y descoyuntan familias, empresas, ayuntamientos, regiones, y países con la misma facilidad con la que caga un palomo.
La máquina infernal de hacer dinero está controlada por gigantes como los que ve García a la vuelta de cada esquina. Europa está controlada por gigantes. El mundo entero, en su conjunto, está controlado por gigantes expertos en economía deshumanizada, y de alta rentabilidad, a los que les da igual una hambruna en África, cargarse un río, deforestar el Amazonas, que suba la temperatura media del planeta y se deshielen los polos, o dejar sin pensión a millones de jubilados, y sin cenar a sus nietos.
Los gobiernos, en estado de histeria, exprimen, maltratan, y roban a sus ciudadanos para estar a la altura de las exigencias de los gigantes. La gente, desconcertada, roba, trabaja en B, o se prostituye, para estar a la altura de los gigantes y que estos no se enfaden. Nadie quiere, ni puede, quedarse afuera de esta vorágine de gigantismo neoliberal para no ser tachados de bichos raros. Y, tras la orgía crediticia, da comienzo la caza de brujas, y la historia ha demostrado que siempre pagan justos por pecadores.
Europa, como García, está enferma de esquizofrenia. De nuevo, como antaño, como ahora en Grecia, comienzan a llegar a clase los niños sin desayunar. Y la respuesta de los de negro, de nuevo, es bajar más los salarios, flexibilizar aún más los despidos, subir más los impuestos, y bajar más las pensiones.
Regreso preocupado del infierno griego. No sé si yo, como el señor García, estaré comenzando a sufrir uno de esos brotes. No es para menos. ¡Ah, se me olvidada, a veces oigo voces!

1 comentario:

  1. Nos dirigen como al ganado , por donde quieren , y diciéndonos que tengamos cuidado con el lobo. El lobo solo se puede come una oveja las demás pueden escapar .
    Cuando nos daremos cuenta.........

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