miércoles, 8 de julio de 2015

Sanfermines


Julio. Como cada mes de julio, cuando llega el día siete, comienzan los Sanfermines con un chupinazo que retumba en toda España. Yo nunca fui de toros. Ni de cornadas. Ni de pólvoras. Ni de grandes demostraciones testosterónicas. Yo soy más de los mansos, esos actores secundarios y bonachones, en los que nadie repara nunca, pero que siempre están ahí, dónde se supone que deben de estar, y haciendo lo que hay que hacer.
Se palpa la tensión. Resuena la algarabía. Murmullos. Chillidos. Carreras. El comentarista de la televisión narra el encierro como si de un partido de fútbol se tratara. Yo me tomo un café con leche mientras turistas norteaméricanos, británicos, australianos, mexicanos, y otros venidos desde las más lejanas tierras, se juegan el tipo en honor a San Fermin.
Jugarse la vida es el juego máximo. ¿Qué más se puede apostar que la propia vida?.Todo o nada. Dejar que nuestra vida penda de un hilo, mientras la gente nos aplaude la gallardía. Héroe de lo absurdo. 
Grecia corre tras el toro de la troika. Yo corro tras el toro de mis limitaciones. España corre aparentado que camina. El termómetro sube sin parar. Mi café con leche desaparece absorbido por un bizcocho sediento y traicionero.
Escribo, como cada mañana, con el sueño sanferminero de triunfar. Anhelo ser un superhéroe literario. Un corredor de fondo de las letras capaz de lidiar con novelas, y con relatos, y con el toro negro zaino de mis contradicciones. Intento defenderme con mis palabras lo mismo que un corredor intenta hacerlo con las letras impresas de un periódico enrollado. Aunque los corredores modernos, como no acostumbran a leer, ya no llevan el periódico. La cultura de los toros, de ese modo, está perdiendo intensidad a la espera de que los mozos corran, Ipad en mano, golpeando a las bestias con la portada del New York Times, o la del Diario de Albacete, abierta en su pantalla.
Los corredores se excitan ante el olor a morlaco. Los banqueros lo hacen al olor de la carroña: carroña de jubilado, o de una pequeña empresa, o de un país entero. El sistema corre, y embiste, amenazante, mientras los ciudadanos huimos despavoridos en busca de la barrera invisible e inexistente de la seguridad. 
Tal vez, esos mozos que corren, con un pañuelo rojo al cuello, sean unos visionarios, y ante la certeza de que nada es seguro, se consuelan corriendo delante de un toro porque les da la gana. Y esa demostración de incoherencia colectiva a Hemingway le fascinaba. 

5 comentarios:

  1. Pues amigo ojala que la cultura de los toros simplemente y un buen día desapareciera como un suspiro, díganme ignorante si quieren pero no creo el la cultura del toro.

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  2. Me han gustado la gran mayoría de paralelismos que describes en torno a los mozos de San Fermín. La vida misma vista a través de una gran fiesta española. Sabes que esta semana leí un artículo en el que se desmontaba las fiestas de San Fermín, decía que todo era un invento. Lo buscaré y te lo haré llegar. Saludos

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  3. Tradición y cultura , o progreso y abolición ?, blanco , o negro ? . Prohibir , o negociar?.
    Ay que buscar el equilibrio en todo para los que quieren una cosa y para los que quieren la otra.
    Desde luego para mi , cultura , tradición y economía

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  4. Si hay cosas que "tradicionalmente" se han hecho mal, debemos cambiarlas.Al igual que la persona es bueno que crezca, las sociedad estaría bien que también lo hiciera.
    Lo del periódico si que da un poquito de pena, siempre experimento una sensasión especial cuando leo en papel, pero es lo que hablamos, los tiempos cambian y habrá cosas que nos costará dejar, pero mira, aquí estamos todos leyéndote ,el formato no es de papel, y nos encanta!!!!Un abrazo.

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  5. Todo cambia, la tecnología nos hace cambiar usos y costumbres henos aquí... Las tradiciones nunca, y aunque soy antiguo taurina en todos los sentidos pamplonadas ,sanfermines,toros,toros, no, no es lo mío pero eso no cambiará al igual que muchas otras malas tradiciones talvez por la economía,tradición o cultura y si no ya inventarán porque otra razón más la elocuencia de tus textos me hace sentir más tranquila en cuanto a que ahora son ipadasoz y no periódicazos por lo menos tienen algo más que perder que la vida.......... Abrazos.

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